ESTRÉS POR CALOR: Estrategias para aumentar el consumo en condiciones de estrés por calor

·         Fernando Bravo de Laguna Ortega

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Varios enfoques dietéticos o estrategias alimenticias han sido utilizados para mejorar el efecto negativo del estrés por calor con distintos grados de éxito.

 

Modificaciones en la composición de macronutrientes

El aumento de calor debido a la utilización metabólica de proteína bruta o fibra, es mayor que el relativo al almidón o la grasa.

El aumento de calor de la proteína bruta está parcialmente relacionado con la desaminación del exceso de aminoácidos para la síntesis de urea y con un mayor recambio proteico. Las pérdidas de calor asociadas a la utilización metabólica de la fibra digestible están principalmente relacionadas con la producción de gases, el calor de la fermentación y con la producción de ATP. La producción de ATP a partir de la oxidación de ácidos grasos de cadena corta es menos eficiente en comparación con la producción de ATP a partir de la oxidación de la glucosa.

A partir de lo anterior, se ha sugerido que dietas bajas en proteína o en fibra deberían atenuar la disminución del consumo debido al estrés térmico. Además, la reducción de la fibra dietética disminuye a su vez la densidad de la dieta lo cual estimularía el consumo.

En la práctica, disponemos de dos estrategias nutricionales principales para minimizar la reducción del consumo de energía y nutrientes bajo estrés por calor:

  1. Utilizar dietas concentradas en energía o proteína para compensar el bajo consumo de materia seca.
  2. Utilizar dietas que generen poco calor metabólico para mejorar el consumo de materia seca.

En cerdos, una reducción del contenido en proteína bruta de la dieta sin una suplementación con aminoácidos sintéticos resulta en una fuerte reducción del crecimiento debido a un desequilibrio de los aminoácidos (Renaudeau, 2008).

Renaudeau (2001) demostró un aumento numérico de aproximadamente 8 MJ en el consumo diario de energía y una reducción del 30% de la pérdida de peso en cerdas multíparas mantenidas a 29ºC utilizando una dieta con la combinación de un nivel reducido de proteína bruta (del 17,6 al 14,2%) y un aumento del contenido en grasa (+4%).

Algunos resultados indican que el equilibrio óptimo de aminoácidos para la cerda lactante cambiaría durante el estrés térmico. La composición de aminoácidos de los tejidos maternales movilizados durante el período de lactación para la síntesis de leche difiere ampliamente de la de la leche.

Utilizando este concepto, la mejora de la calidad de la proteína podría entonces ser una solución atractiva para mejorar el efecto del estrés térmico sobre la movilización de reservas corporales maternales y el rendimiento reproductivo post-destete, especialmente en cerdas primíparas.

 

Modificaciones en la composición de micronutrientes

El desarrollo de estrategias nutricionales para enfrentarse al estrés por calor también debe considerar los trastornos metabólicos, fisiológicos e inmunológicos inducidos por el estrés térmico. Como resultado del jadeo, el equilibrio ácido-básico de la sangre se altera en animales bajo estrés por calor.

Adicionalmente, de acuerdo con el hecho de que el estrés térmico puede inducir lesiones oxidativas, una suplementación con vitaminas y antioxidantes podría tener efectos beneficiosos sobre el rendimiento de animales bajo estrés por calor. Zhao y Guo (2005) demostraron que la suplementación con Selenio y Vitamina E mejoró la resistencia de los cerdos frente a altas temperaturas.

 

Estrategias alimentarias

Algunas modificaciones lógicas y relativamente simples en los programas alimenticios pueden ayudar a los animales a enfrentarse al estrés por calor. El fraccionamiento de los aportes diarios en tres comidas (en lugar de dos) puede permitir estimular a la cerda. En este caso, debemos privilegiar la distribución de alimento en los períodos más frescos del día.

 

 

Manejo del agua

El agua es un nutriente esencial para las especies ganaderas. El consumo de agua durante el estrés por calor es un factor limitante para la supervivencia y el rendimiento, puesto que el agua juega un papel fundamental en el sistema de intercambio de calor para la regulación de la temperatura y el mantenimiento del balance hídrico.

Bajo condiciones de calor, las pérdidas de agua aumentan, y el agua ingerida a través del pienso y producida por el metabolismo se reduce. Consecuentemente, el consumo de agua de bebida tiene que aumentar para cubrir las necesidades del animal bajo estrés por calor. Si además el agua es fría, también ayuda a la cerda a disipar calor, por lo que el efecto positivo será incluso mayor.

En el caso de la alimentación líquida, más que aumentar la tasa de dilución del alimento, la distribución de una comida separada solamente con agua permitirá cubrir las necesidades.

Segunda parte

Introducción:

El ganado porcino se ve negativamente afectado en las épocas en las que la temperatura es elevada.

El estrés por calor tiene un efecto no sólo de reducción del consumo de pienso, sino también modificando el propio metabolismo de la cerda, favoreciendo su supervivencia en perjuicio de la producción de leche y por tanto del desarrollo de los lechones. Recientes investigaciones han evidenciado también como el estrés por calor influye negativamente sobre la función barrera intestinal (Pearce et al., 2012).

 

¿Cómo podemos atenuar los efectos de las temperaturas elevadas?

– Modificaciones en las dietas:

Una de las soluciones que nos permiten atenuar los efectos negativos de la temperatura sobre la ingesta sería utilizar alimentos que presenten un bajo efecto térmico del pienso.Entre las posibles formas de actuación, se pueden considerar el aumento en el contenido en grasa y/o la reducción del contenido en fibra y proteína.

El exceso de proteína es invariablemente desaminado y excretado en forma de urea. Este proceso también genera calor, por lo que se recomienda reducir la concentración de proteína de la ración en 1 o 2 puntos y compensar con aminoácidos sintéticos.

Una de las medidas más comunes es reducir la fibra de la ración. No obstante se debe prestar atención al nivel de estreñimiento de las cerdas, añadiendo un aditivo adecuado o reequilibrando el ratio fibra soluble vs. insoluble.

Dietas con cantidades altas de grasas de buena calidad (nivel máximo 4-6%) son adecuadas para los meses de verano. Es importante aumentar también los niveles de aminoácidos y otros nutrientes, para evitar desequilibrar las dietas.

– Dietas peletizadas:

La peletización aumenta la densidad física, y también mejora la digestibilidad del pienso, disminuyendo la producción de calor metabólico con respecto a la presentación en harina.

– Alimentación líquida:

Uno de los mayores beneficios de la alimentación líquida es que las cerdas pueden alcanzar niveles elevados de consumo durante los meses de verano (hasta un 15% más en comparación con la alimentación seca).

– Adaptar la conducta alimentaria de las cerdas:

Una medida muy eficaz es el empleo de comederos automáticos para que la cerda pueda ingerir pienso en las horas del día que más le apetezca, de tal manera que pueda acudir al comedero en aquellas horas del día de menos calor como la noche o la madrugada.

– Manejo del agua de bebida:

Hemos de administrar a las cerdas abundante agua fresca (<20ºC), que ayudará a disminuir la temperatura corporal en los momentos más calurosos del día, ya que actúa como receptor del calor.

– Aditivos:

Algunos aditivos potencian la digestibilidad de los nutrientes, otros aumentan la palatabilidad, mientras que otros controlan los procesos metabólicos internos reduciendo la liberación de calor durante la digestión.

Entre los diferentes aditivos que se pueden utilizar en épocas de estrés por calor podemos citar el bicarbonato de sodio, la betaína, la zeolita sódica o la aplicación de enzimas.

Las altas temperaturas producen un elevado estrés oxidativo a nivel celular, por lo que la aplicación de antioxidantes primarios (enzimas superóxidodismutasa y catalasa,selenio orgánico como cofactor de la glutatión peroxidasa) y secundarios (vitaminas E y C) también ha demostrado un efecto positivo bajo condiciones de calor.

En las explotaciones que utilizan alimentación líquida, la aplicación de bacterias ácido-lácticas como inoculantes, y más concretamente el microorganismo Pediococcus acidilactici, se utiliza para controlar el crecimiento microbiano en el alimento, estimular el consumo de pienso y reducir la mortalidad causada por el síndrome de distensión intestinal porcina, cuya incidencia es mayor en los meses de verano.

En un estudio reciente, realizado en cámaras metabólicas, Labussière (2016, comunicación personal) encontró que el uso de la levadura viva Saccharomyces cerevisiae var. boulardii, tuvo un efecto positivo sobre el crecimiento de cerdos en la etapa de finalización, tanto bajo condiciones de termoneutralidad como de estrés térmico, a través de un incremento del consumo de pienso, conseguido mediante un aumento en la frecuencia de comidas cuando la dieta era suplementada. Estos resultados complementan trabajos previos realizados en madres en los que se había constatado el efecto positivo de la aplicación de la levadura en condiciones de estrés por calor, tanto sobre el consumo de pienso (gráfica 1) como sobre el crecimiento de los lechones durante la lactación (tabla 1).